Comprar calzado para los peques de la casa puede ser un quebradero de cabeza.
Te contamos todo lo que debes saber.
Los pies de los niños están en constante cambio, y durante la etapa de crecimiento son muy maleables. Por eso debemos tener en cuenta varias cosas para que se desarrollen lo mejor posible y evitar problemas y molestias futuras.
A medida que las necesidades y la actividad de los niños va aumentando, el calzado debe elegirse en concordancia a ello. Entre el calzado de un pre-andate y el calzado de un niño de 5 años encontramos enormes diferencias.
- Cuando el niño acaba de empezar a caminar, el calzado debe ser blando en la zona de flexión de los dedos para facilitar el movimiento. Debe tener el contrafuerte duro para sostener y nunca debe ser más alto que la articulación del tobillo.
- A partir de los dos años más o menos, cuando ya camine con seguridad, el calzado puede variar, aunque siempre hay que asegurarse de que el contrafuerte del calzado sea suficientemente duro.
- En todas las etapas el calzado tiene que estar bien sujeto.
«Se los voy a comprar un poco más grandes para que le duren más tiempo»
Cuando entra en juego la economía doméstica es muy difícil aconsejarle a cada uno lo que debe hacer. Sin embargo aunque suponga un gasto importante de dinero es obligatorio que el calzado se adecúe al pie del niño perfectamente, tanto en tamaño como en forma.
Aunque sí que se ahorra dinero comprando a los niños calzado grande para que le dure más tiempo, no se debería hacer nunca.
La sujeción quedará comprometida y provocará que la musculatura tenga que esforzarse más para “agarrar” el zapato. Por lo tanto habrá un gesto antinatural y un gasto energético innecesario, y por ello también habrá una pérdida de la estabilidad.
Además a ojos del cerebro del niño, el pie “habrá crecido”, por lo que el cerebro recibirá una información incorrecta, actuando acorde a la “nueva” situación.
Lo que debemos tener en cuenta cuando estamos comprando calzado para ellos.
Debemos fijarnos mucho en la largura, anchura y forma del calzado.
- A la hora de medir la largura del pie nos fijaremos en el dedo más largo Tenemos que tener especial cuidado porque no siempre el dedo gordo es el más largo.
- Para elegir la largura del zapato debe quedar el espacio del canto de un dedo entre el dedo más largo y la zona donde empieza a menguar la parte de arriba del zapato en altura mientras mantenemos el pie atrás del todo. En la edad adulta medimos usando el mismo sistema.
- ¡¡OJO!! Un error muy común al probar un calzado y comprobar la largura es meter el dedo por detrás del pie. Al meter el dedo se provoca que el pie se desplace hacia delante, y aunque el dedo entre por detrás no quiere decir que los dedos no puedan estar doblados en la puntera.
- Una vez medido el largo comprobaremos si se ajusta a la anchura del pie. Así habremos encontrado el zapato adecuado para el pie del niño.
- Una forma infalible de saber si es el correcto o no es preguntando al niño si le molesta o no y observar si realiza algún gesto raro al caminar.
También deberemos tener en cuenta la forma de los pies. En cada persona cambia la largura de cada dedo, por lo que el calzado deberá asemejarse a esta forma lo máximo posible para que el zapato no deforme los dedos.
Una práctica errónea habitual, es comprar un zapato crecedero y rellenar la puntera de algodones. Los algodones en sí no son excesivamente nocivos, pero no cambian el hecho de que el zapato es demasiado grande para niño, y los algodones no van a mejorar la situación. Además le pueden molestar y apretar los dedos.
«Mi prima me da dado unos zapatos de su hijo que están como nuevos»
Nunca es recomendable heredar el calzado, por lo menos no el que esté muy usado.
Cada persona tenemos nuestra forma de pisar y deformamos los zapatos hasta convertirlos en un molde de nuestros pies. Por eso cada persona debería usar su propio calzado desde nuevo.
En el caso de los bebés que no andan, como no deforman los zapatos no debería haber problema en heredarlos. Sin embargo hay decir que los bebes que van en silla no deberían usar nunca zapato. Es comparable a que nosotros nos pusiéramos zapatos para estar en la cama.
Y ahora que sé cómo elegir el calzado adecuado, ¿de qué tipo se lo compro para el colegio?
El calzado del colegio dependerá del clima y de la actividad que realicen cada día (educación física, aula de psicomotricidad,…)
No es lo mismo que esté lloviendo y haya que llevarles con unas botas de agua, a que haga mucho calor y haya que llevarles en sandalias. Si se da el caso de tener que llevarles con botas de goma, será obligatorio cambiarles de calzado antes de entrar para que no estén todo el día con ellas puestas.
Para el día a día normal en el colegio, teniendo en cuenta que es inevitable que los niños corran, salten, y hagan deporte, el calzado para estar en el colegio tendrá que ser uno que les facilite todo este tipo de actividades.
Lógicamente para la hora de deporte se requiere de su calzado especializado. Un calzado deportivo podrá acomodarse a las diferentes características de superficie de juego y facilitar los gestos deportivos propios.
Debemos intentar siempre que los calcetines que usen sean de fibras nobles, y más en el colegio que es posiblemente donde más horas seguidas los llevan puestos. Entendemos por fibras nobles algodón, lana o hilo. Hoy en día es muy difícil encontrar calcetines que sean 100% algodón ya que casi todos llevan un 10% de elásticos, pero lo recomendable es que sean lo más naturales posible.
Son muchas cosas a tener el cuenta. ¿Debo llevar a mi hijo al podólogo por si acaso?
Aunque el pediatra realiza las revisiones pertinentes a diferentes edades, recomendamos visitar al podólogo por lo menos una vez al año a partir de los 4 años aproximadamente, ya que las exploraciones son más exhaustivas. Aunque no se suele poner tratamiento ortopodológico hasta más adelante, siempre viene bien hacer una supervisión de la forma de caminar. No cabe duda que si se intuye o se observa alguna cosa extraña habría que adelantar dicha visita.
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